Buscamos cada semana rincones de Granada para compartir, de esa Granada que emociona más allá de su magnífica Alhambra y sus impresionantes atardeceres. Y hoy volvemos a la época de dominación musulmana, para visitar edificio nazarí de carácter residencial más antiguo que se conserva. Se trata del Cuarto Real de Santo Domingo, una posesión que los monarcas nazaríes de Granada llamaban la Huerta Grande de la Almanxarra. Se trataba de un antiguo palacete del siglo XIII, rodeado de jardines, al estilo del Generalife, situado en la muralla que rodeaba el arrabal de los Alfareros. Fue vendido por la última reina nazarí, Aixa, a los Reyes Católicos tras la conquista de la ciudad. Isabel y Fernando, a su vez, lo cedieron junto con las huertas de la Almayara a a Fray Tomás de Torquemada, de la Orden de Santo Domingo, para la fundación del Convento de Santa Cruz la Real.
La antigua Huerta Grande de la Almanxarra comprendía un área de huertas con un jardín y diversas edificaciones entre las que destacaba una qubba o salón de protocolo, ubicada dentro de un torreón de la muralla. La qubba estuvo precedida de un pórtico con una fuente y una alberca octogonal que ocupaban uno de los frentes del jardín. Esta disposición se mantuvo hasta mediados del siglo XIX, a juzgar por los testimonios gráficos y literarios que nos han llegado. Después, la qubba quedó rodeada por las nuevas edificaciones de una vivienda que provocaron la desaparición del pórtico, de la fuente y de la alberca. El antiguo jardín se enterró subiéndose su nivel y dando paso a otro nuevo. La qubba primitiva fue objeto de diversas restauraciones muy poco científicas y quedó incorporada como salón de la casa.
De la edificación árabe queda una torre, que hoy se encuentra dentro de un edificio moderno rodeado de jardines. Su interior encierra una sala cuadrada de 7 metros de lado, cuyo arco de entrada tiene zócalo vidriado de alicatados, con la inscripción: «El único Dios es Alá» en caracteres cúficos enlazados con vastagos versos del Corán en torno. A los lados de la habitación hay alcobas con adornos e inscripciones en sus arcos, paños de yesería en los muros, y veinte arquitos con celosías de yeso, sobre los cuales apoya una armadura apeinazada de maderas formando lazo, que es una maravilla de estructura bajo su apariencia decorativa.
En los frentes de la sala se abren tres balcones, el central con arco de colgadura, rodeando el aposento un zócalo de sencillos entrelazados. La variadísima decoración de yeso es tallada y pintada en gama fría, lo que, unido a la ausencia en ella del lema nazari, sitúa este edificio en la primera mitad del s. XIII.
La antigua propiedad fue sufriendo sucesivas mermas, acentuadas tras la Desamortización de los bienes eclesiásticos del siglo XIX. En ese momento, la parte de la finca no ocupada por el convento pasó a manos privadas .A lo largo del siglo XX la casa adosada a la qubba sufrió cambios en su aspecto, destacando los del extremo oeste, con la sustitución de una terraza abierta por un mirador cubierto y, desde 1966, por una pérgola de hormigón.
En 1990 se incorporó al patrimonio granadino tras la adquisición por parte del Ayuntamiento de Granada, que inició entonces su restauración. Aún hoy continúan los trabajos para poder abrirlo al público como monumento.
En la vida cultural de Granada, un espacio suena entre todos en los últimos meses, como un Ave Fénix resurgiendo de sus cenizas. El Cuarto Real de Santo Domingo ha celebrado jornadas de puertas abiertas, ha acogido un rodaje de época para la serie Carlos, Rey-Emperador, y ha vivido una gran re-inauguración con la exposición del pintor Juan Vida. Tras 25 años de remodelaciones y disputas entre administraciones, este espacio recupera parte de su antiguo esplendor y se abre a granadinos y visitantes como nuevo lugar de referencia de la cultura y la historia de la ciudad.
El Cuarto Real de Santo Domingo, ya rehabilitado y adaptado y con su Qubba del siglo XIII, se estrenó ayer con la exposición ‘Vida en el Cuarto Real’ del pintor Juan Vida. De este modo, cualquier vecino y visitante puede entrar a admirar esta joya andalusí de lunes a domingo de 10.00 a 20.00 horas, incluyendo la muestra.
Los primeros visitantes “oficiales”de la Qubba volcaron su cabeza hacia atrás en cuanto entraron en esta sala para admirar el artesonado del techo, así como los yacimientos de pasajes subterráneos almohades cubiertos de metacrilato, sobre los que se puede caminar.
La muestra de Juan Vida que estrena los espacios expositivos de la planta superior reúne 15 obras de gran formato de distintas etapas de la carrera del artista.
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