Dominando el Generalife, más arriba de la Sabika, se levanta el Cerro del Sol. Desde allí, disfrutas de una vista panorámica espectacular de la Alhambra y Granada. En época musulmana, toda la zona estaba llena de palacios, almunias para el recreo veraniego de la corte, fortalezas defensivas y edificaciones civiles para mejorar el urbanismo de la zona.
¿Te suena el Palacio de los Alixares? Este fue construido por Muhammad V, como un lugar para el retiro y la oración. Así era la paz que se respiraba en el sorprendente palacio. Hoy muchos granadinos lo conocemos muy de cerca, porque está integrado en el Cementerio de San José. Allí, en el mismo Cerro, también se encuentran los casi desconocidos Palacio de Dar al-Arusa y Silla del Moro o Castillo de Santa Elena.
Silla del Moro o Castillo de Santa Elena
En torno al siglo XIII, en época nazarí, con el Valle del Darro y Granada a los pies, se construyó un baluarte defensivo, cuya denominación musulmana se desconoce. Su función era controlar la distribución de agua de la Acequia Real hasta los palacios y huertas circundantes. Además, también protegía los pequeños palacetes de los alrededores.
Ya en época cristiana, en torno al s. XVII, se le llamó Castillo de Santa Elena, debido a su consagración como Iglesia. A partir del s. XIX, los granadinos comenzaron a llamarlo la Silla del Moro, nombre que ha llegado hasta hoy, posiblemente por la atracción que los románticos sentían por lo oriental.
Con el tiempo, se fue deteriorando, debido al abandono. A principios del siglo XX, hubo varias intervenciones negativas sobre el mismo. De hecho, llegó a pensarse en construir allí un restaurante.
Afortunadamente, la conciencia sobre el patrimonio histórico ha calado hondo en las últimas décadas. La Silla del Moro pasó a depender del Patronato de la Alhambra y se iniciaron labores de restauración que finalizaron en 2011. Hoy, los granadinos y los turistas podemos disfrutar de la panorámica inmejorable de Granada y su Alhambra desde allí.
De la Silla del Moro al Palacio Dar al-Arusa
Bajo la edificación, se han encontrado galerías, túneles, e incluso restos de una escalera. Al parecer, la Silla del Moro estaba conectada con el Palacio de Dar al-Arusa o Casa de la desposada. Se trataba de unos palacetes también de época nazarí, de los que sólo se mantienen en pie los arranques de algunos muros y algunas construcciones, como la alberca del patio central. En torno a él, se distribuían diferentes estancias, como en las típicas casas nazaríes. Incluso, se aprecian restos del antiguo pavimento.
El sistema hidráulico se ha conservado bien. De hecho, hay elementos que nos llevan a pensar que ahí hubo un pozo, una noria e incluso una pileta de mármol y cerámica, perteneciente a un hammam o baño árabe.
Desde luego, visitar el Cerro del Sol es un plan perfecto para despejarse y respirar libertad. Ya lo sabían los nazaríes. Desde allí, puedes tomar distancia y ver las cosas con perspectiva, al mismo tiempo que puedes imaginar cómo era el mundo hace siglos.
Si quieres aprender más de ese mundo antiguo, pero fascinante, te invitamos a que nos acompañes en nuestras visitas guiadas.