El Sacromonte, o monte Valparaíso, una de las colinas sobre las que se asienta la ciudad de Granada, fue el escenario en el siglo XVI de uno de los hallazgos más misteriosos y trascendentales de la historia de la ciudad de Granada, que le otorgó a esta colina el sobrenombre de sagrada.
En una de las tantas cuevas que horadan la colina, se encontraron a finales del siglo XVI las reliquias de unos santos que habían sito martirizados en una de esas mismas cuevas, junto con unos escritos en árabe sobre placas de plomo, los denominados Libros Plúmbeos. En ellos, además de la leyenda de San Cecilio, San Tesifón y san Hisicio, se recogía un supuesto quinto testamento, el de María la madre de Jesús, que unía en una sola las dos grandes religiones monoteístas de la Península, el Islam y el Cristianismo, a través de todos sus puntos en común. Después de años de estudio, el Vaticano determinó que sólo la parte referida a los Santos era cierta, mientras que la parte de testamento mariano, no era más que un intento de unos nobles moriscos granadinos para evitar su expulsión y la de los suyos.
En el mismo lugar donde se encontraron los libros y los restos de los santos varones, se levantó una Abadía, que cada primer fin de semana de febrero recibe la visita de miles de granadinos, que acuden en peregrinación para festejar el día del patrón de la ciudad, San Cecilio. Los granadinos también inundan el complejo sacromontino al llegar la Semana de Pasión, cuando el miércoles Santo acuden a ver al Cristo de los Gitanos, señor del Sacromonte, encerrarse en su Abadía, después de haber escalado sus escarpadas cuestas, iluminado por las hogueras y acompañado de los cantes y bailes de los vecinos del barrio.
Además de por sus leyendas y tradición, ese complejo sacromontano posee un extraordinario valor artístico, cultural y religioso. Está compuesto por las Santas Cuevas, la Abadía del siglo XVII-XVIII, el Colegio del siglo XVII y el Seminario. Aquí se fundó uno de los primeros colegios universitarios privados de Europa, en 1610. Cruzando el patio con 28 arcos de medio punto se llega hasta una capilla con un altar sobre la entrada de las cuevas. En la principal de ellas, donde se supone que estuvo el horno en el que sufrieron martirio los santos, una cruz de madera que perteneció a San Juan de Dios. La Abadía conserva un valiosísimo patrimonio, aunque no todo se puede ver, gran parte de éste se haya en el Museo de la Abadía, como la Plataforma de Vico, el plano más antiguo de la ciudad de Granada, un ejemplar de Generalidades sobre la Medicina de Averroes o una carta de Pizarro al Emperador Carlos V.
La Abadía de Sacromonte es un lugar privilegiado para el recogimiento y la comtemplación, donde admirar en silencio y con calma las impresionantes vistas a la Alhambra, el Albaicín al atardecer, el río Darro o la imponente Sierra Nevada.
Existen dos rutas para poder acceder, una subiendo a pie desde el Peso de la Harina, a mitad de la cuesta del Chapiz, por el Camino del Sacromonte. Junto a la ermita del Santo Sepulcro, hay una Cruz de Piedra, que indica el camino a la Abadia del Sacromonte. La segunda ruta, se hace desde arriba, desde Haza Gande, y se desciende por el Camino de San Antonio hasta llegar al complejo. El precio de acceso es de 3,5€ y se realiza con una visitas guiadas en español, que sale cada 45 minutos, de martes a domingos, de entre las 11:00 y las 13:00, y entre las 16:00 y las 18:00. Los domingos sólo hay dos pases, porque la misa es a las 12.
Más información sobre la Abadía del Sacromonte, en la Archidiócesis de Granada, el Museo de la Abadía, GranadaDirect o en Amigos del Sacromonte.
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